Tomado de: EL FRENTE
http://www.elfrente.com.co
Imágen tomada de: ecosalta.blogspot.com
Además de la
política petrolera nefasta, sobre contratación en exploración y
producción de hidrocarburos, que heredamos desde el 2010, y expuse en
mis anteriores columnas, existen otros problemas que me quitan el sueño y
que alimentan mis motivos para seguir diciendo “petróleo sí, pero no
así”: son los graves impactos que la industria
petrolera está generando al medio ambiente, la pérdida de los derechos
constitucionales sobre la soberanía, y la violación al derecho
constitucional de las comunidades a la consulta, al consentimiento
libre, previo e informado; lo cual ha causado descontento generalizado,
llevando al caos social y al desorden público, con enfrentamientos entre
la población y las autoridades, simplemente porque la normatividad
actual atropella al pueblo y beneficia a las multinacionales.
Por ejemplo, es deber del Congreso de la República, legislar para reglamentar y hacer cumplir los artículos 7º y 8º de la CP; ya que la explotación petrolera ha afectado la diversidad étnica y la riqueza cultural y natural (medio ambiente) del territorio nacional; se ha violentado el derecho constitucional a gozar de un ambiente sano (art. 79 de la CP), y se han afectado las reservas naturales y las fuentes de agua, como lo demuestran las secuelas que ha dejado esta industria a lo largo y ancho el país.
La sísmica ha generado daños al medio ambiente profundizando las aguas freáticas y superficiales, y ha debilitado la capa superficial del terreno en las zonas de ladera, generando erosión y derrumbamiento en época de invierno.
La razón es que actualmente, la sísmica 3D se rige bajo una normatividad elaborada para 2D en 1997, donde el volumen de explosivo utilizado no superaba los 1.000 gramos, y hoy se usan cantidades superiores a 5.000 gramos por la profundidad de investigación requerida y la exploración en zona montañosa de topografía irregular; la profundidad de los pozos para la detonación no superaba los 5 metros, hoy es mayor a 15 metros; y la distancia entre las detonaciones, que era de 200 metros, hoy es menor a 60 metros, haciendo imposible el cumplimiento de las distancias a acuíferos, nacederos, casas de adobe, que contempla la normatividad actual.
La sísmica produce diaclasas continuas que desvían y profundizan las corrientes de agua, alterando la hídrica subterránea. Esta actividad exploratoria ha generado un rechazo radical por parte de los campesinos, los directamente afectados; presentándose frecuentes protestas y conflictos de orden público que han amenazado la continuidad de proyectos exploratorios importantes para el desarrollo de la industria de los hidrocarburos en Colombia.
Es hora de prohibir el uso de explosivos, exigiendo el uso de tecnologías de punta, como el vibroseis, los geófonos inalámbricos o la tecnología OFT (Oil & Gas Finder Technology). Esta última es una tecnología rusa de procesamiento de imágenes por satélite que no requiere explosivos, pues en superficie se utiliza un sondeo de electro resonancia que aplica una energía no superior a 12 voltios.
Como el
objetivo no consiste solamente en denunciar y describir los impactos
ambientales que genera la industria petrolera, les voy a describir
posibles soluciones para mitigar o evitar los daños que se generan al
ecosistema.
Las ventajas de esta tecnología rusa con procesamiento de imágenes a partir de barridas satelitales, son muchas: no genera impactos sobre las aguas superficiales ni subterráneas, porque no se requiere hacer perforaciones, ya que no usa explosivos ni detonaciones; no genera deforestación, puesto que no se requieren trochas para movilización de equipos portátiles (la movilización de equipos en superficie, como GPS’s, equipos electromagnéticos de corto impulso, y equipos de electroresonancia para el sondeo vertical, se puede hacer a pie o a caballo); la entrega de resultados, incluido el trabajo de campo, no demora más de 60 días; reduce costos para las empresas petroleras, de hasta un 50%, comparado con la sísmica tradicional; reduce costos logísticos en cuadrilla de campo, reduciendo también el impacto ambiental que genera la movilización y el campamento de personal; y permite visualizar el perfil que representa la columna de fluidos como gas, crudo y agua, determinando la profundidad y espesor de las zonas de acumulación de hidrocarburos (el error máximo vertical es de un metro). Con la sísmica tradicional, para detectar la presencia de hidrocarburos, se debe perforar un pozo hasta el prospecto geológico (trampa) identificado geofísicamente.
La tecnología OFT además determina los contactos crudo-agua y gas–crudo, llegando a profundidades de hasta 30 mil pies (10 kilómetros aproximadamente), dejando claramente definidas las coordenadas en superficie y fondo, para la perforación de los pozos que se requieran para explotar los hidrocarburos.
La tecnología OFT se ha comprobado con resultados exitosos en los antiguos países de la cortina de hierro, como Rusia y Ucrania. En los últimos dos años se ha comprobado en Venezuela y en Colombia. En nuestro país ha sido utilizada por empresas como Ecopetrol, Hocol y Omega, tanto en los Llanos Orientales, como en el Magdalena Medio y el Valle de Sogamoso (alta cordillera y zona de ladera). La tecnología es ideal, tanto para detectar hidrocarburos convencionales, como los no convencionales, y en yacimientos en tierra o costa afuera (marítimos).
Como vemos, llegó la solución para la problemática que está generando la sísmica en las comunidades petroleras. Los organismos ambientales y las empresas petroleras tienen la palabra. Ahora que no salgan con el cuento de que no se usa porque la tecnología no es gringa.
Después de
realizarse la actividad sísmica, donde se generan los impactos
ambientales descritos en la primera entrega de esta serie, se instalan
los taladros para realizar la operación de perforación, con el fin de
llegar a la profundidad del prospecto geológico donde los geofísicos
sospechan que puede estar acumulado el petróleo.
Previo a la actividad de perforación se cambia por completo el paisaje
natural, pues se deben hacer vías de acceso, plataformas o locaciones
para montar el taladro y piscinas para lodos de perforación. Además de
la remoción de suelos e impacto sobre las vías terciarias que generan el
tránsito de por lo menos 30 tractomulas que pesan más de 50 toneladas
cada una (vías que en muchas ocasiones han sido asfaltadas con
presupuesto departamental o municipal), se descapotan los pastizales y
se talan los bosques. Estas actividades generan erosión en los terrenos
de ladera, y en los terrenos planos (como los Llanos Orientales),
durante la lluvia se produce arrastre de material hacia los morichales,
los cuales desaparecen por la sedimentación.
Ya durante la perforación del pozo, se contaminan, con los lodos, los acuíferos dulces someros; pues estos lodos contienen químicos que son dañinos para las aguas subterráneas. Igualmente, si la cementación de las tuberías de revestimiento no es óptima, se pueden presentar canales por el anular entre la tubería y la pared del pozo, por donde pueden migrar los hidrocarburos o el agua salada, desde la profundidad (yacimiento) hacia las formaciones superiores que contienen agua potable. También, durante la perforación se puede presentar derrame de lodos, contaminando caños, morichales, humedales, ríos y pastizales. Finalmente, al terminarse la perforación, el abandono de la plataforma puede ser poco amigable con el medio ambiente, dejando la zona descapotada, o con pastos importados que se mueren al poco tiempo; o lo que es peor dejan los lodos de perforación sobrantes dentro de las piscinas construidas en el suelo, quedando como pasivos ambientales de gravísimo impacto, por los químicos dañinos que contiene.
Pero los problemas ambientales más graves, que genera la industria petrolera, se presentan durante la etapa de producción de hidrocarburos, como lo es el hidrodinamismo (que genera la disminución del caudal de los ríos, caños y quebradas, especialmente en la cuenca de los Llanos Orientales), el derrame de petróleo, la quema de gas, el polvo que generan las tractomulas en las vías destapadas, el fracturamiento hidráulico para el shale gas y el vertimiento de las aguas residuales que se producen junto al petróleo. Sobre estos problemas tratarán mis dos próximas columnas.
*Ing. de Petróleos. Presidente del Orseme.