Oscar Gutiérrez Lesmes
Estudiante MGAS
Indiscutiblemente
los habitantes de la Orinoquia somos parte de esta nación colombiana, pero ¿cómo
nos ve el estado colombiano? ¿Quiénes somos para los políticos de Bogotá? ¿Cuál
ha sido el papel que nos han otorgado como región dentro del estado colombiano?
¿Somos sencillamente un territorio de recursos para alimentar la maquina
político-económica del país?
Esta
será una la reflexión, sobre el pasado, presente y futuro de la explotación de
la Orinoquía en manos de las políticas económica de un país de ilustrados o
desarrollados (región central) Y un territorio salvaje o sin desarrollo de campesinos-indios-llaneros.
El
estado colombiano desde su incipiente inicio ha entendido lo importante que es
para su desarrollo vincular todo su territorio al proceso productivo del país,
y siendo este el principio que lo motiva no podríamos atribuirle maldad a su premisa,
el problema radica en que desde su inicio la discriminación y la segregación de
los territorios hizo parte de su política, los territorios estaba divididos
entre ilustrados y salvajes, evidentemente los ilustrados siempre fueron los
que podían presumir de capital económico, capital intelectual, o capital
racial.
Comenzamos
un país gobernado por los que una vez fueron discriminados pero que tomaron la
silla de quienes los discriminaban, aquellos nuevos burgueses colombianos los
ilustrados por tener trazas (virutas) de
Europa en su ADN se consideraban los a si mismo ilustrados, se abrogaban la
misión divina y la obligación política de transformar este país de salvajes en
una mejor nación.
El
tiempo paso, pasaron las décadas, dos siglos y los ilustrados evolucionaron por
su línea y los salvajes por la de ellos, el país sigue divido, pero ahora está
divido de clases; el capital, económico, intelectual y racial continua inmerso
en nuestra estructura social como argumento de esta división de clases.
Las
políticas económicas del país están impulsadas por la necesidad que le impone
el sistema, al cual se matriculo, y una vez encausado el país con la idea
impuesta de producir en las sendas del capitalismo, su primer paso fue y
continua siendo la expansión geográfica, a través de la cuales el capital logra
incorporar nuevos territorios a sus
negocios. Esta nueva geografía ha tomado fuerza en los últimos 15 años como lo
evidencia Jiménez, M. (2012). Para el caso
específico colombiano encontramos que la definición de una nueva geografía histórica de la
acumulación ha estado mediada por la
revalorización y consecuente incorporación de territorios que históricamente habían permanecido
parcialmente articulados a la estrategia
de desarrollo nacional, pero que hoy debido a su significativa riqueza natural y energética exigen ser
incorporados a la avasalladora lógica
del valor.
Por eso,
no es para sorprenderse del nuevo enamoramiento que produce la Orinoquia en el
gobierno actual del presidente Santos, el cual disfraza todo con una alegoría
de escuela, sus destructoras locomotoras que vienen a la Orinoquia a saquearla,
dejando a su paso los vagones deteriorados y los residuos de su combustión,
saliendo de la región con los vagones cargados de nuestros recursos: naturales,
humanos y agropecuarios, son las locomotoras de saqueo regional.
Para Santos y las políticas de desarrollo
neoliberales la Orinoquia no es más que una nueva zona de expansión para la
explotación y sus locomotoras una nueva
modalidad de apropiación de recursos, territorios, y mano de obra barata, los
cuales son solo utilizados para para
resolver las crisis de un estado que nos
ve como territorio. (Jocosamente nos autodenominamos la despensa de Colombia,
sin entender el daño que eso nos trae).
Las
locomotoras como política garantizan a los industriales una forma fácil de
saquear los recursos legalizando el delito, sin la menor protección a los
dueños de la territorialidad, garantiza a los indígenas-llaneros-campesinos su
despojo, la perdida de todo lo que son, incorporándolos al sistema económico
como un empleado, pasándolo de ser dueño de tierra a ser empleado.
Colonizados y reducidos como región
Pero el
modelo de santos es el lastre, la herencia de los políticos de antaño, su
modelo es la réplica rencauchada de la primera mitad del siglo XX. Cuando los “eruditos” colombianos acuñaron y
defendieron, el termino salvajes para referirse a los habitantes de los
territorios no incorporados al sistema político y económico del país, a estos
personajes a quien me refiero de forma sarcástica como eruditos, se les debe
reconocer que pensaban en el desarrollo del país, pero se les debe señalar al
punto máximo de protestas sus postulados de segregación y discriminación los
cuales a la fecha aún tiene el país en su genética política.
La
Orinoquia desde esa entonces ya era vista como parte de futuro económico
deseado para el país, y por eso desde siempre ha sido vista como un territorio
para extraer y desarrollar el centro del pais, para ellos la Orinoquia ya
estaba trazada en el proceso de colonización interna del país, junto con la
amazonia y las vertientes de las cordilleras como lo menciona Vélez, Á. A. V. (2008) “Luis
López de Mesa, uno de los eruditos más respetados de este momento e importante
dirigente liberal, planteó la necesidad de colonizar las zonas de vertiente
desocupadas en las tres cordilleras y a largo plazo de la Amazonía y la
Orinoquia”
La
mejor muestra de la explotación a la que ha sido sometida esa región es que
después de un siglo la Orinoquia continua siendo un territorio periférico
cuando de desarrollo central se habla, aun continua viéndose de manera déspota por
los nuevos ilustrados Gouëset, V. (1999). Áreas
periféricas del espacio nacional permanecen al margen del poblamiento…. Se
mantienen fuera de los mecanismos de regulación social, política y económica
prevalecientes en las zonas urbanizadas y/o densamente pobladas, en esta
periferia fue ubicada la Orinoquia en
donde se encuentran grupos al margen de
la sociedad (indígenas, colonos, grupos insurgentes y narcotráfico.”
Ser marginal y fuente de explotación limita el desarrollo de la Orinoquia, depender del estractivismo no permite el desarrollo de
la autonomía, condicionando el desarrollo, como también lo define Fajardo. D. (1998). “Este
ha sido el proceso de los ciclos del oro y la plata, desde las. Épocas de los
“reales de minas” de Cáceres y Zaragoza en Antioquia, Mariquita en Tolima y
Pamplona en Santander, hasta los trágicos y escandalosos episodios de las empresas
mineras del Chocó; de las quinas, la tagua, el caucho y ahora del petróleo y
los cultivos para fines ilícitos en Orinoquia y Amazonia.
Cada
característica de la explotación actual de la Orinoquia parece tener una raíz
en el modelo de reducción del proceso
colonizador del siglo pasado, los llaneros-indígenas-campesinos, al igual que
los salvajes solo sirven para lo que su limitada raza ha alcanzado en su
desarrollo evolutivo.
La
Orinoquia lleva a cuestas la discriminación en las políticas de desarrollo, el
gobierno central, desde siempre se ha visto la Orinoquia como un territorio
salvaje y contraria al desarrollo, rica en recursos y por esto se justifica su necesidad de
ingresar al mercado capitalista este territorio, bajo una economía extractiva
en la cual el colonialismo central considera que le debemos el civilizarnos aun
cuando nos están explotando y robando.
Escudriñando
en la historia de colonización de la Orinoquia, observo que continúanos en el
modelo de colonización de los siglos anteriores, el método del neoliberalismo económico
y sus políticas es el mismo (reduccionismo), solo se subió el nivel del colono
y el colonizado, ahora no nos llaman salvajes, somos llamado personal no
calificado y sin conocimientos de producción industrial (campesinos, indígenas,
llaneros), el colonizador sigue siendo un industrial, un erudito, el cual se
lucra de la extracción de la minería, la agroindustria y la producción pecuaria,
como paradoja histórica.
Hasta la incursión de multinacionales en la
Orinoquia tiene un origen en la política de colonización de primera mitad de
siglo, los eruditos soñaban con una colonización en manos de extranjeros, a los
cuales consideraban de mejor raza, Vélez, Á. A.
V. (2008). Amplios
sectores de las elites colombianas del siglo XIX y del siglo XX soñaron con una
inmigración masiva y favorecida por el estado colombiano, de agricultores
europeos que poblaran, despejaran y cultivaran las zonas marginalizadas del
país.
La primer colonización de la Orinoquia conto
con mano de obra barata, compuesta por los salvajes, y con la casta política e ilustrada que en
contraprestación nos civilizaron, nos trajeron el catolicismo y un mejor
idioma, hoy ocurre el mismo proceso aunque el proceso es aún más nocivo ya que
ahora la explotación es más fuerte, sumándole la pérdida del territorio, y así
como en el reduccionismo no esperaban
que los indígenas cultivaran la tierra, ya que su raza, su condición de
salvajes no les permitía pasar de
cazadores a agricultores, debían continuar un desarrollo evolutivo de poco a
poco, fueron utilizados para el pastoreo, actividad la cual no podían ejecutar los
colonizadores, los cuales no deben pastorear significaba era retroceder en su desarrollo,
ya obtenido como ciudadano. El industrial no podrá volver a ser mano de obra.
Esta estrategia de discriminación laboral
continua en las políticas de desarrollo, bajo la tutela de las mencionadas
locomotoras quieren capacitar la mano
obrera (salvajes de la modernidad, personal no calificado), la capacitación es
para ejecutar un oficio, quieren que sean técnicos y que trabajen para los
colonizadores modernos (los cuales si son posgraduados), nacionales de buena
estirpe, y extranjeros con mejor tecnología y recursos.
Este es el mismo discurso, los colonizadores
quieren conquistar este territorio de salvajes (pero sin untarse las manos), multinacionales
como las compañías explotadoras de petróleo, grandes agroindustrias cultivando
monocultivos, y gigantes de la producción pecuaria, colonizadores a los cuales
el estado considera que los llaneros debemos darle gracias por traer desarrollo
(civilización) a nosotros los no desarrollados (salvajes).
Aun más grave y trágico de este neoreduccionismo colonizador
es contar en la Orinoquia con una versión moderna de la Casa Arana, la cual abuso de los indígenas,
los masacro, los esclavizo pero fue considera en su momento como un modelo de
desarrollo para los territorios salvajes, puesto que sin desplazar a los
“salvajes” de su medio natural los hacía productivos (cualquier parecido con el
presente no puede ser tomado como coincidencia).
Los esclavistas (empleadores) de la casa Arana en su censo de
1948 clasificaron los habitantes del
putumayo en: racionales, civilizados y salvajes, Pineda, Roberto (2005) "racionales" —como se designaba a
los funcionarios, comerciantes y colonos—; los indios "civilizados",
alguna forma influidos por las misiones católicas, la mayor parte del territorio
estaba habitado por gentes "salvajes", "antropófagos" e
"irracionales”
La reducción mediante el despojo de su
cultura, de su forma de vida, de su estructura familiar, a la que fueron
sometidos los indígenas fue la estrategia de la casa Arana, y ahora es
utilizada por los nuevos colonizadores
de la Orinoquia, la agroindustria y la minería, como se hiciera en su momento,
era la conquista de miles de almas, no reducir al salvaje, no confrontarlo,
sino incorporarlo al sistema productivo como mano de obra barata, ya no era un
salvaje era un civilizado, la misma estrategia de hoy, llegan a un territorio
vinculan los habitantes (con la nueva denominación para salvaje, “mano de obra
no calificada” los civilizan (los capacitan) les inventan una deuda moral los
utilizan como mano de obra barata.
Desde el momento en que la casa Arana
utilizaba este método fue considerado
como la calve del reduccionismo para el existo de la colonización Uribe Uribe
(1979) El
complemento de la Conquista, de que estoy hablando, vale por sí solo millones, pues
con ella conseguiríamos convertir de nominal en real la posesión de la tierra
–único título que hoy se respeta, desde que los hechos y la fuerza están
sustituyendo al derecho- y conseguiríamos también 300.000 trabajadores
aclimatados, los más útiles para la clase de industrias que por muchos años
todavía serán posibles en nuestro país: las extractivas y la pastoril.
Por lo anterior no es extraño escuchar las
compañías en los foros de desarrollo en la Orinoquia decir que nos traen
desarrollo porque generan empleo para la mano de obra no calificada, y que de valor
agregado los preparan, claro les sale más barato personal aclimatado, incluir a
los salvajes (personal no calificado).
Pero ahí no termina la estrategia, en la
Orinoquia, tiene asiento una empresa agroindustrial que al mejor estilo de la
casa Arana, despoja a los llaneros-campesinos- indígenas de sus tierras, de su
identidad y de su seguridad alimentaria, además le suma al discurso la construcción
de casas (albergues) para que vivan en el terreno de la empresa (evitando que
sus trabajadores pueda ir a trabajar a otros mejor sitio), los despojan de
todo, les quitan la libertar para decidir sobre su vida.
La estrategia de esta agroindustria
productora de cerdos entre Puerto López y Puerto Gaitán en simple, pero
macabra, los llaneros-campesinos-indígenas que trabajan en esta agroindustria no pueden tener actividad
pecuaria en sus parcelas, nadie en su núcleo familiar puede tener animales para
producir carne de consumo, para que puedan ser contratados por la compañia, les
quitan la seguridad alimentaria, la cual es un bien capital para cualquier poseedor
de tierra en la Orinoquia, y resorte de su libertad.
El discurso es creíble para aquellos que son
tratados como salvajes, el argumento de estos ilustres es la protección
sanitaria de los cerdos que produce la compañía, argumentando una infección
cruzada, pero la pregunta es: ¿tan poco vale un trabajador que el problema no
es que él se enferme y pierda su bienestar si no que él se enferme y le enferme
un cerdo al patrón?, ahora la compañía
no vacuna los cerdos, y los mismos son transportados en camiones expuestos al
medio ambiente así que la compañía evidencia que la bioseguridad no es su
preocupación, personalmente creo que es una estrategia de reduccionismos la mejor
estilo de la casa Arana, en la cual hacen dependiente del salario a su
trabajador, ¿será esto una forma moderna de esclavizar?
Esta empresa cambio el
paisaje, interrumpió la migración de los animales de caza de las comunidades
indígenas de la zona, usa pesticidas que reducen la fauna de la zona, y en su
estrategia de reducción le ofrece a los indígenas dejarlos recoger de sus
cultivos lo que no logra recoger la maquinaria, pero al final ofrecen comprar
lo recolectado por los indígenas, sencillamente esta empresa es un ejemplo
moderno de colonización al estilo de la casa Arana.
Pero ¿qué dicen los ilustrados de la casa
Arana moderna? El ministro Sergio Díaz Granados destacó que gracias a la integridad
del negocio, Díaz-Granado (2012) “Esta empresa
es productiva con menores costos, lo que garantiza la competitividad de
la finca”. “Desarrollar proyectos como éste en el país, contribuye a que se
prepare frente a las posibilidades que brindan los TLC, donde varios sectores
del agro son ganadores, entre ellos el de la carne de cerdo”. Se nota en su
expresión la ausencia de la Orinoquia ni su territorialidad, y menos mencionar
a los salvajes reducidos, a los cuales se les vulnera la seguridad alimentaria, y
su libertad.
Finamente la Orinoquia sigue siendo vista por
los ilustres, por las castas industriales y económicas del país como un
territorio con tierra para producir, con recurso que explotar y un número de
salvajes para reducir incorporándolos como mano de obra no calificada.
Bibliografía
- Gouëset, V. (1999). El territorio colombiano y sus márgenes. La difícil tarea de la construcción territorial. Territorios, (1), 77-94
- Zárate, B., Goulard, J. P., López, C. L., Picón, J. E., Kramsch, O. T., Steiman, R., ... & Nicolas, A. (2012). Espacios urbanos y sociedades transfronterizas en la Amazonia.
- Vélez, Á. A. V. (2008). ¡ A poblar! Representaciones sobre los" salvajes", colonos, inmigrantes y territorios periféricos en Colombia, 1904-1940. Historia y espacio, (30), 7.
- PINEDA C., Roberto (2005) La casa Arana en el Putumayo. El Caucho y el Proceso Esclavista (5)16
- Fajardo Montaña, D. (1998). ORINOQUIA: COLONIZACIÓN FRONTERA Y ESTRUCTURACIÓN TERRITORIAL.
- En Puerto Gaitán, germinan negocios de exportación agroalimentaria, https://www.mincomercio.gov.co/publicaciones.php?id=5385&dPrint=1
- Jiménez, M. (2012). Valorización Capitalista de la Orinoquia Colombiana. Division territorial del trabajo e inserción en la acumulación transnacional.Ciencia Política, (12), 150-180.